La nueva tendencia para fidelizar el talento: salario emocional

¿Cuántas veces has escuchado el término “salario emocional”? Seguro que en estos últimos años muy frecuentemente; la razón es sin duda las tendencias que establecen en la cultura organizacional las nuevas generaciones de colaboradores. La fuerza laboral actual está conformada cada vez más por millennials, e incluso ya se están integrando algunos jóvenes de la generación z. Para las compañías es importante entender que sus nuevos empleados tienen una forma no tradicional de considerar la retribución en un empleo.

Ya conoces esa vieja frase de “renovarse o morir”; nunca había sido tan cierta para las compañías como hasta ahora, y es que el impulso que trae esa sangre joven —que está iniciando su vida laboral— ya no sólo anda en busca de una buena remuneración económica, ahora la necesidad de tener y ofrecer un equilibrio entre la vida laboral y la personal, hoy por hoy, termina siendo un factor casi primordial para que una empresa se llene del mejor talento que esté disponible, e incluso me atrevería a decir que del que no lo está también. ¿Cuántas veces no hemos escuchado que a una compañía se le fue un excelente colaborador porque alguna otra empresa también vio el potencial que éste tiene y le hizo una mejor oferta de salario? Y es aquí donde retomo el tema, no estoy hablando sólo de lo monetario, muchas veces el salario emocional y las prestaciones superiores son el diferenciador para que un buen elemento decida integrarse o permanecer en la compañía

El significado de salario emocional se define como la retribución que la empresa da al empleado de carácter no económico, que tiene como objetivo satisfacer las necesidades personales, familiares y profesionales del trabajador, mejorando su calidad vida. Esta retribución, al complementarse con algunas prestaciones económicas adicionales al salario, sin duda alguna hacen de una empresa un ecosistema perfectamente balanceado entre productividad, desempeño y larga permanencia.

Los colaboradores de las nuevas generaciones han adoptado el lema “trabaja para vivir, no vivas para trabajar”. Buscan mantener un balance entre su empleo, sus relaciones sociales y familiares, y el cuidado personal. La productividad ya no sólo se refiere a la cantidad de horas dentro de una oficina, sino al compromiso y a la motivación con la que una persona es capaz de cumplir con las metas empresariales.

El salario emocional no solamente eleva la moral de los empleados, también “reduce el ausentismo en el lugar de trabajo y construye lealtad hacia la compañía”, como indica Gina Aran, profesora de Administración y Dirección de Recursos Humanos de la Universidad de California. Un colaborador tiene significativamente menos probabilidad de pensar dejar la empresa en la que trabaja si “tiene cubiertas sus necesidades personales y profesionales”, y reconoce que sus empleadores le otorgan beneficios extras no monetarios que se suman a su salario.

Existen muchas formas de poder brindar un salario emocional y prestaciones económicas superiores para un colaborador, algunas mediante proveedores de servicios o bonos, y otras que tienen que ver con una iniciativa interna por parte de la compañía. Entre las que podemos destacar en los dos segmentos:

Iniciativa de la compañía: brindarles a los empleados días de home office, permisos con goce de sueldo, eventos de integración, horarios flexibles, áreas de recreación dentro de las instalaciones, días de convivencia entre papás e hijos, etcétera.

Mediante proveedores: seguros, asistencias, deporte, caja y fondo de ahorro, préstamos sobre nómina, entretenimiento, red de descuentos, entre otros.


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